CARMUS. Carmelite museum. Overview (English)
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Sala de Santa Teresa

reloj_conventual_que_dio_las_nueve_campanadas_en_el_momento_de_la_muerte_de_la_santaDentro del convento –probablemente en la primitiva Sala Capitular del mismo–, y junto a la celda en la que murió la santa, se abrió en 2002-2003 la sala de Santa Teresa a la que se accede desde el templo que está dedicado a venerar las reliquias de la santa y mostrar parte de los recuerdos teresianos de la comunidad. Se presentan conjuntamente los aspectos espirituales, históricos y artísticos, relacionados con la fundadora y con la larga vida conventual. Se estructuran en cinco etapas dedicadas a: los orígenes, la fundación de Alba, Teresa de Jesús, la familia de Santa Teresa en Alba, los escritos teresianos y la celda de su muerte y los amigos de Teresa .

Entre los documentos expuestos están la Escritura Fundacional del Convento, las Bulas de la Beatificación (Paulo V, 1614) y Canonización (Gregorio XV, 1622), dos autógrafos teresianos (Vida, 40, 16 y Relaciones Espirituales) y dos firmas de la misma, más el Voto de Alba de celebrar siempre la fiesta de Santa Teresa (1615). Entre los objetos relacionados con la fundadora: una cuchara y una camisa usada por ella, un reloj de arena, varias piezas de cerámica salmantina de su tiempo, un brasero de Pereruela del siglo XVI, dos campanillas de 1550 y del siglo XVI, las tres llaves del sepulcro de la Santa que posee la Comunidad , más dos de los libros más leídos por Santa Teresa: las Confesiones de San Agustín (Andrea de Portonaris, Salamanca 1554) y El tercer abecedario de Francisco de Osuna (Toledo 1527). Relacionados con Juan de la Cruz se exponen, además de sus reliquias, la reja y el sillón donde confesaba a las religiosas, un báculo y una cruz de plomo usados por él, y la edición príncipe de sus obras (1618). Los cuadros y esculturas expuestas tienen más valor espiritual que artístico, siendo en muchos casos retratos verdaderos a lo divino de los fundadores, la familia y los amigos de la Santa , y de ellas destaca el magnífico grupo escultórico tallado en madera policromada de la titular del monasterio: La Anunciación.

Todas las piezas de esta Sala de reliquias acompañan al espacio más venerado por la Comunidad, la celda en la que murió santa Teresa, .



Termina el recorrido en la celda abierta en la planta baja del claustro en donde murió Santa Teresa, que está como ha llegado hasta nuestros días tras las reformas y alhajamientos del barroco que hemos respetado por ser parte de la devoción teresiana. En ella quedó instalada la Santa cuando llegó gravemente enferma el 20 de septiembre de 1582 y allí pasó la mayor parte de su enfermedad, muriendo el 4 de octubre. Allí, tal y como recogen la tradición conventual y fuentes documentales, el jueves, 4 de octubre de 1582, «día de San Francisco, como a las siete de la mañana, se echó de un lado como pintan a la Magdalena, con un Cristo en las manos, mirando a las religiosas, el rostro muy bello y encendido, con grandísima hermosura. En esta postura, ya sin habla, estuvo en oración con gran quietud y paz, haciendo algunas señas exteriores, ya de encogimiento, ya de admiración, como si la hablaran y ella respondiera, mas con gran serenidad todo, y con maravillosas mudanzas de rostro, de encendimiento e inflamación. Perseverando en la oración, muy alborozada y alegre, como sonriéndose, dando tres suaves y devotos gemidos, que apenas se oían, como de un alma que está con Dios en la oración, dio su alma al Señor, quedando con aventajada hermosura y resplandor. Su rostro semejaba un sol encendido ».

En la anochecida muere Santa Teresa en una celda conventual, el reloj daba las nueve campanadas. En ese reloj, año tras año, las carmelitas recuerdan el aniversario dando las nueve campanadas. Muere el mismo día de la reforma del calendario del papa Gregorio XIII, por la que el día 4 pasó a ser el 15 de octubre, día en que a las 10 de la mañana, se celebró el funeral en la iglesia recién concluida. Quienes habían asistido el día antes al bautizo del nuevo vástago de los Duques de Alba, no quisieron perderse el acontecimiento, por lo que la fama de santidad de Teresa se extendió rápidamente por toda España y los dominios de la Corona.

En la zona central de la Sala, en un espacio recogido, están expuestas a la veneración los distintos recuerdos que el convento guarda de diversos pontífices.


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